jueves, 2 de julio de 2009

EL PODER DE LAS PALABRAS





Me encuentro en medio de una vorágine que me arrastra en contra de mi voluntad, zarandea mi vida a su antojo, sin que los esfuerzos que haga por evitarlo surjan efectos inmediatos, me siento como una barco de vela a merced de la tempestad, en constante lucha contra los elementos naturales adversos y contra los monstruos que crea la mente en un intento por disfrazar la realidad, y que casi siempre terminan por volverse en contra de su creador.

Durante tres meses me he creado una realidad paralela a la que vivo, en un intento por evitar mas jirones en mi alma, cada noche cual bordadora de sueños con hilos de vivos colores para paliar la apatía de mi ser iba juntando esos retales en los que se iba convirtiendo mi etérea voluntad, la técnica al final es tan depurada que he llegado a confundir esa realidad creada con la que día a día se presentaba ante mis ojos. Sin embargo de golpe la verdad se imponía ante mis ojos, y todos los esfuerzos realizados se derrumbaban cual castillo de naipes a merced del viento.

A pesar de luchar para que la espiral del silencio no cerrara filas en torno a mi persona, al final sucumbí a sus pies, la falta de tiempo material para pasarme por los blogs, la lucha diaria en el trabajo donde cada día es una odisea, los niños, la casa, la pareja, las tardes en el hospital para aligerar la carga que lleva mi suegra, me fueron privando de la savia con la que se alimentaba mi persona, las palabras. La magia que se esconde en ellas, la gracia y el donaire con que las engarzan algunas personas, las reflexiones que ofrecían otras, los sentimientos que afloraban al acariciar los ojos esas letras que cual elixir de la vida, me iban dando fuerzas para día a día enfrentar lo que me pusieran por el camino.

Deje de escribir, no tanto por falta de tiempo, si no por no poder corresponder a mis amigos, durante el tiempo que he estado ausente he echado de menos la caricia de los adjetivos, la rudeza de algunos nombres, el cariño de ciertas personas, no puedo decir que he vuelto para quedarme, puesto que pasara algún tiempo antes de que pueda circular libremente como antes por los blogs. Pero gracias a un amigo he descubierto, que si no puedo nutrirme de las palabras de los demás, al menos si puedo desprenderme de las mías, puedo aligerar el peso de mis pensamientos, un tirón de orejas no viene nunca mal, y siempre estaré agradecida a quien me hace pensar.


Sin escribir me siento vacía, así que poco a poco iré poniendo aquí mis relatos como antes, y poco a poco espero disfrutar de la magia que emiten vuestros blogs, seguramente con menos frecuencia que antaño pero ahora se que no depende de mí que todo vuelva a ser como antes, si no de factores externos sobre los que no puedo actuar