domingo, 8 de febrero de 2009

Mi negro angel guardian



Sentia su presencia como cada noche, tan cerca que su aliento chocaba contra mi nuca, siempre dos pasos por detrás de mi, dandome su proteccion tal y como prometio el unico día que oí realmente su voz, las otras palabras susurradas al oido en momentos de duermevela estaban guardadas en algun rincon de mi subconsciente y brotaban como retazos de una vida pasada en mis sueños.

La primera vez que sintio su presencia, no le vio el rostro, se situó a su lado y le acarició la cabeza con vehemencia, pero no adelantemos acontecimientos. Nací como muchos niños en el seno de una familía desestructurada, con un padre alcoholico y una madre molida a palos que no se amaba a si misma ni era capaz de amar a nadie, me presente por sorpresa y sin que ninguno de los dos me desease, en ese contexto mi infancia no fue nada fácil, más bien fue un infierno.

Tenía solo cuatro años cuando mi padre volvió un día de la calle completamente ebrio y rojo de ira, entró en casa gritando el nombre de mamá, que como siempre estaba en la calle, ella decía que trabajando, hoy tengo mis serias dudas, creo que huía de su miserable vida, y de aquel antro que era nuestra casa y que la asfixiaba por momentos. Me crucé en el camino de mi padre accidentalmente y empezó a preguntarme a gritos donde se había metido mi madre, pero yo no lo sabía. La respuesta no era la que esperaba y me llovió una tunda de palos, que me dejo el cuerpo marcado y serias dificultades para respirar.

Cuando mi madre regreso a cadsa, ella ya estaba a mi lado, acariciando mi pegajoso pelo, lleno de manchones de sangre, y me susurraba al oido, no temas, todavía no vine a buscarte, un día te acogere en mis calidos brazos y te envolveran todos los colores del arco iris, aspiraras un aroma indescriptible, te acunara un remanso de paz y dejaras de sufrir. Por primera vez senti algo de calor en mi madre que se deshizo en un mar de lágrimas y cogio mi pequeño cuerpo en brazos para llevarme al hospital, con ella pegada a los talones. Cuantas veces había hecho mi madre ese mismo camino con la cara y el cuerpo lleno de moratones, pero hoy llevaba un pequeño bulto ensangrentado en brazos.

Durante los días que estuve en el hospital, fue mi única compañera, mi madre iba y venía de la comisaria al hospital, y en el trayecto que lo separaba se ensimismaba durante horas, perdiendose entre callejas por no pensar en que se había convertido su vida, y en que estaba convirtiendo la mía por su cobardía. El día que me dieron el alta ella se aparto de mi lecho, sentí su presencia de vez en cuando y un escalofrio recorría mi espalda, pero no podía mas que estarle agradecida.

Nos volvimos a ver once años después, mi madre no tuvo nunca el valor de abandonar a mi padre, yo aprendi a mantenerme fuera de su alcance, y el descargaba su furia animal contra el cuerpo menudo y maltrecho de mi madre, me sentía impotente, pero nada podía hacer por ella, más que insuflarle el valor necesario para empezar de nuevo, pero no quería ni oir hablar de ello.

Otra noche, otro portazo, y otra tanda de gritos desesperados y de golpes sonando en carne, pero ese día a la bestia se le fue la mano, y cuando acabó de descargar su furía, y salio de casa para seguir bebiendo, el rostro de mamá estaba frio encima de la desgastada alfombra del salón. Sali de mi escondite y me agache sobre su cuerpo mientras sollozaba un inuaudible, porque mamá, porque no tuviste el valor de volver a empezar.

Sentí su fría mano sobre mi hombro, me gire y alli estaba ella, con su palido rostro, de una belleza sin igual, no era tal y como la representan en los libros, ni en los cuadros, vestía completamente de negro, y su melena azabache le cubría gran parte de la espalda. Se sentó a mi lado y murmuro una promesa: _ No temas nunca estarás sola, yo te seguiré protegiendo, como lo he hecho durante años_. Cargó a mamá en brazos, su destrozada alma le arrancó una lagrima que se enfrió en su mejilla y partió dejandome una caricia en el rostro y un frio enorme en el alma.

Me llevaron a una casa de acogida, y alli pase tres años, hasta que cumplí la mayoría de edad, ella iba y venía, tenia periodos de inactividad y otros de freneticas idas y venidas que la dejaban exhausta y con una mirada triste y huidiza, se desplazaba de un lugar a otro con una rapidez inusual, y volvia siempre a mi lado, a lo que creo que se había convertido en su refugio. Cumpli dieciocho años y me creía la mujer mas afortunada de la tierra, tenía que abandonar la que había sido mi casa durante los ultimos años, pero tenía un trabajo y un hombre que me quería o eso deseaba en mi fuero interno.

Me instalé con el en un pequeño apartamento, gris, sucio, y con poca vida, con mucho trabajo y gastando lo minimo, conseguí adecentarlo, las paredes renacieron con una capa de colores palidos bien escogidos, se veía limpio, coqueto, pero a la medida de nuestras posibilidades que no eran muchas. Un buen día él perdió su trabajo y comenzó a beber, al principio no le di importancia, pero cada día llegaba mas tarde y más bebido. Dejé de ser su princesa para convertirme en la fuente de todos sus problemas, y en su chivo expiatorio, en un muñeco contra el que descargar su ira. Y ella siempre silenciosa me acogía en sus brazos despues de cada paliza... me infundió el valor que yo no fui capaz de darle a mi madre, o puede ser que no deseaba que la historia se repitiera en mis carnes.
Salí de casa con mis escasas pertenencias, pare en la comisaria más cercana, y denuncie al que hasta hacía dos horas había sido mi pareja, dos años de gritos y palizas continuadas terminaban en ese instante... pedi una casa de acogida en otra provincia, comenzaria de nuevo, lejos de él, de sus falsas promesas, de sus te quiero falsos, de sus caricias y sus lloros despues de molerme a palos... no quería que ella, me cargara con una lágrima en los ojos como a mi madre...

Desde ese día en que marche lejos de la tierra que me había visto nacer, ella guarda celosamente mi secreto, y me acompaña cada noche, en un ritual de dos horas de meditación tras las cuales si su trabajo no ha concluido marcha con una sonrisa en su palido rostro... otras noches vela mis sueños y ahuyenta las pesadillas que me acompañan a diario desde que era una niña , una bestía moliendo a palos a un ser indefenso




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5 comentarios:

Viperina dijo...

Magnífico relato, crudo y real, pero al mismo tiempo conmovedor. Has retratado de forma sublime una realidad desgraciadamente demasiado común, aunque en este caso al menos, queda lugar para la esperanza, un nuevo comienzo...
Ya tienes una seguidora fiel, puedes estar segura.
Besos, amiga.

MIGUEL ANGEL MUÑOZ dijo...

Me ha encantado, por que aunque tuyo, es mío, aunque lejano, lo vivo. Lo has escrito tú pero te lo podía haber dictado mi mano. Has tocado un lado de mi, que creía olvidado. ME HA ENCANTADO, hay que decirlo con mayúsculas. La bestia sigue caminando por el mundo... un abrazo y muchos besos, aquí tienes otro par de ojos ocupados, pero hambrientos.

€_r_i_K dijo...

Conmovedor.....
Cada uno tiene sus puertas del infierno cerca...
Otra cosa es saber traspasar el úmbral, o tocar la Aldaba de la puerta y salir corriendo....
De lo más positívo, yo lo he leído, tú lo has escrito....
Salu2sssss......

Cartas que nunca escribí dijo...

Un relato crudo y desgarrador. De violencia física, moral. Una desgracia que lamentablemente se vive a diario, en todas partes.
Ojalá ningún ser humano aguante una segunda humillación en la violencia y denuncie y deje.

Gracias por visitarme y gracias por seguirme , que ya nos estamos siguiendo.

Anónimo dijo...

Lo interesante de todo esta belleza literaria, para mi, es que no sólo se puede aplicar a la realidad de una pareja, sino que pasa a todos aquellos actos donde las personas que tienen algo de poder maltratan y destrozan a los que están a su lado o mejor dicho a sus inferiores. Se repite día a día esto, en las oficinas de trabajo, en la escuela, en la Iglesia, en el transporte público, en fin en muchas situaciones, cabe hacer dos pregunta, ¿Contarán estas personas con la suerte de tener un Ángel a su lado? o ¿se tragarán su saliba y endurecerán su higado, agacharán su cabeza, se hecharán la culpa, se humillarán hasta lo más minimo que una cucaracha tendrá más valor que su propia alma? Nadie quiere ayudar para no correr con la misma suerte. Y mañana será otro día, donde al arco iris solo le queda ya un color, para dejar de ser lo que es y confundirse con la oscuridad del universo y de la vida.